El Ibis y el Ave Fenix: Aves sagradas de los egipcios

(06 mar 2022) Mitología Egipcia. El Ibis, de las aves era la más adorada. Estaba asociada a la Luna, sobre todo al dios Thot. Tenía su centro de culto en la ciudad  Hermópolis. En recientes excavaciones arqueológicas, en la tumba del tesorero real de la reina Hatshepsut llamado Djehuty, se han encontrado centenares de Ibis momificados, uno de ellos con alas desplegadas. El nombre de Djehuty significa que pertenece a Thot, y es evidente que las aves sagradas del dios, acompañaron a su devoto en su viaje más allá de la vida. En el-Gebel se halló una necrópolis de Ibis con cuatro millones de ibis momificados.

Ave Fenix

Otro pájaro, muy venerado era el bennu, una especie de garza real, que dio origen al “mito del ave fénix”, que renacía constantemente, de sus cenizas.

Según, el mito propio de Heliópolis, el Sol apareció por primera vez, bajo la forma de un ave sagrada, el benu. En algunas fuentes esta ave aparece como una manifestación del dios primigenio Atum, o se asocia con el beben, la piedra sagrada que representaba el montículo del que surgió la vida.

 Al benu se le relacionaba con el ished, un árbol sagrado, con simbolismo solar, que el Gran Gato de Heliópolis protegía de la malvada serpiente Apofis.

En los Textos de las Pirámides, esta ave sagrada parece bajo la forma del pájaro lavandera, de color amarillo, manifestación del Sol de Heliópolis. Su nombre sería algo así como “La que sale en medio del resplandor”, aunque en el libro de los muertos, se le representa como una garza real. Tanto bajo una u otra forma, es la imagen de la vuelta a la vida y simboliza la “buena suerte”. Como garza, sobrevolaba las aguas del caos, rompiendo aquel silencio absoluto, anterior a la creación, con algún graznido y uno de ellos, se produjo el cataclismo que puso en marcha el proceso de la vida, determinando “que ha de ser (o existir)  y que no ha de ser (o no existir)”. Tiene que ver este mito con lo que dice que Amón, bajo la apariencia de un ganso, vuela sobre el montículo primigenio, puso un huevo del que salió el Sol, cuando eclosionó.

Según Herodoto, el ave Fenix, recubierta de plumas rojas y doradas, parecida a un águila, vivía en tierras de la península de Arabia y era única en el mundo. No existía otra igual. Al morir, sus restos fueron llevados al templo del Sol en Heliópolis. En un Mito griego cuyo punto de partida parece tomado de benu, el ave fénix se prendió fuego ella misma, pero volvió a renacer de entre sus propias cenizas.

Texto, Mitología Egipcia. Alba Libros, S. L. Albor Libros. Edición MMXVI

Autor: Elsy Alonzo

Aficionada a la lectura y escritura en especial a temas de leyendas.

Fuentes de información

  1. pixnio.com

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